Durante el Gobierno de José Miguel Carrera, en la época en que Chile todavía luchaba por consolidar su independencia, se decretó la creación de una escarapela y una bandera nacional como distintivo para los patriotas.
La bandera fue izada por primera vez en 1812 durante la celebración del aniversario de la 1º Junta de Gobierno. El 30 de septiembre de ese año, el escudo y la bandera de la Patria Vieja fueron adoptados con solemnidad, aunque su establecimiento no llegó a ser un acontecimiento nacional ni fue dictado un decreto al respecto.
Para Camilo Henríquez, el pabellón representaba a los tres valores del Estado: majestad, ley y fuerza. Sin embargo, esta bandera no sobrevivió largo tiempo y en mayo de 1814, a raíz de la firma del Tratado de Lircay, el enemigo de Carrera, el Director Supremo Coronel Francisco de la Lastra, la mandó a retirar y fue reemplazada por la bandera española.